El 5 de octubre de 1872, en Zurich, Mijail Bakunin firma su carta de definitiva ruptura con la Internacional o, mejor dicho, de despedida ya que irse no se fue, lo echó Karl Marx en un congreso más que cuestionable. La carta resulta de gran interés porque es uno de esos "textos vivos" que condensan la historia del movimiento obrero. Mijail Bakunin, uno de los máximos exponentes de la corriente anarquista en el siglo XIX, tenía serias discrepancias con Karl Marx sobre el camino a seguir. Karl Marx, que representa el socialismo autoritario por excelencia, pretendía fortalecer al Estado más que nadie y eso, como comprenderéis, era inasumible por un anarquista, para el cual, el único fin deseable para el Estado es su extinción, ni siquiera su fortalecimiento momentaneo al servicio de la clase obrera. En esta carta, Bakunin pone de relieve todas estas contradicciones del marxismo y acusa a Marx, sin tapujos, de ser un ambicioso que sólo busca implantar su dictadura y ejecutar los peores deseos imperiales prusianos (finalmente sería Lenin el que alcanzaría ese ideal: escalofriante su capacidad predictiva). Una de las grandes delicias de leer a Mijail Bakunin, a pesar de todos los errores de enfoque que pueda cometer, es, sin duda, la genial crítica que hace a Karl Marx y al marxismo. Y es que su principal virtud es criticar, más que proponer; destruir, más que construir.
Carta a la redacción del periódico "La Liberté".
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