Aquellos que se estén planteando votar a Rosa Díez o, más bien, a Su partido en las autonómicas de 2011 en Madrid deberían pensárselo dos veces porque, tal vez, sus intenciones no sean tan honestas como ha dado a entender. Después de todo, ¿quién va a fiarse con la purga que ha montado en Su partido?
Según El Confidencial, Rosa Díez y Tomás Gómez tienen un pacto para desbancar a Esperanza Aguirre de la presidencia de la Comunidad de Madrid. UPyD ha desmentido esto tajantemente, pero al fin y al cabo son políticos: siempre debemos dudar de ellos y pensar “¿y si El Confidencial tuviera razón?” o, ni siquiera eso, “¿y si no lo hubieran pactado ya, pero lo hicieran después de las elecciones?” Para el caso, el resultado es lo mismo: los votantes de UPyD, pensando ingenuamente que iban a contribuir a apoyar una minoría crítica en la Asamblea de Madrid estarían, de hecho, votando un gobierno PSOE-IU-UPyD, y eso es algo sustancialmente distinto.
No es que un cambio en el gobierno no viniera mal ni que Esperanza Aguirre merezca otro mandato. Al fin y al cabo, es la única político del PP honesta y de tendencias más liberales. La cuestión para un votante de UPyD, entiendo, no es Espernza Aguirre sí o Espernza Aguirre no sino, más bien, tener una voz crítica que incomode al futuro gobierno regional esté presidido por Aguirre o Gómez y del que UPyD esté, en cualquier caso, excluído. Ahí es donde realmente radica la utilidad de UPyD para los votantes: en su pertenencia a una oposición con una perspectiva muy determinada y, todo hay que decirlo, con un funcionamiento interno muy estándar. De modo que, ahí queda la advertencia. Yo no tenía pensado votar a UPyD ni puedo en este caso porque no estoy en el censo de Madrid, pero ahí queda mi sugerencia para aquéllos que lo estaban considerando.
El Confidencial. 17 enero 2011.
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