"Socialismo, un paraíso terrenal" o “Heaven on earth” es un documental del Canal Historia dividido en tres partes y que hace un recorrido por la historia del socialismo como corriente ideológica y su influencia en la política. Como es de esperar, el documental es de producción norteamericana, un país que apenas sí ha visto lo que es el socialismo. Un socialista de los de antaño diría, cuando menos, que este documental es un bodrio propagandístico del capitalismo para desunir a la clase obrera y debilitarla frente al capital. Pero la verdad es que es bastante imparcial y riguroso sin entrar en análisis intelectuales demasiado complejos.
El socialismo es en sí una aberración intelectual. Por no entrar en el problema de la concentración de poder y en que las dictaduras "temporales", aun del proletariado, no funcionan, no hay forma alguna de sostener que el principio “De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades” funcione. La historia ha emitido su veredicto y no hace falta haber estudiado las distintas teorías sobre la motivación para darse cuenta de que ese principio es un antiestímulo económico, el enemigo de cualquier gerente de Recursos Humanos, la pesadilla de cualquier persona con inquietudes. Por lo que respecta al documental, comienza con el socialismo utópico de Owen y termina con el futuro del socialismo, pero eso es en la tercera entrega. En todo ese recorrido, se hace un repaso del marxismo, del comunismo, del socialismo africano, de la socialdemocracia europea, de la experiencia judía de los kibbutz. Todos y cada uno han tenido que replegar velas. Ni siquiera en el Reino Unido o en Alemania, donde todo parece estar predestinado a funcionar mejor, ha funcionado el socialismo.
No cabe duda de que la lucha obrera ha sido un acicate que ha llevado a importantes conquistas sociales que hoy en día se consideran derechos humanos y que liberales como yo apoyamos. Muy pocos se atreven a desafiar la universalización de la sanidad y la educación o los subsidios de desempleo. Y nadie, espero (aunque siempre hay algún listo en LD o el IJM), apoya el trabajo infantil, las jornadas laborales interminables o las condiciones de trabajo peligrosas para el obrero. Pero que sortear esas barbaridades y lograr mecanismos básicos de igualdad de oportunidades haya sido un logro no quiere decir que la propiedad deba ser colectiva o estatal, que los mercados tengan que desaparecer o que los incentivos a la productividad sean malos, por no hablar ya de la democracia ni de los derechos humanos, instituciones ambas por las que el socialismo no tiene afición.
Este documental nos recuerda lo peligrosas que pueden ser las “inocentes” utopías. Y es que hacer una presunción de como el ser humano es e intentar luego amoldarlo a esa presunción es algo que no funciona. Nada mejor que ser pragmático para afrontar los problemas políticos con eficacia, pero nunca perdiendo el norte de unos valores irrenunciables que nos garantizan, entre otras cosas, que nadie vulnerará nuestros derechos y que, en caso de que lo haga, lo pague. Ningún mundo ideal valdrá nunca la vida y menos la libertad de un solo ser humano. ¡Ojalá los socialistas también lo hubieran entendido así!
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Os dejo con la primera entrega del documental:
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