Paul Krugman, Premio Nobel de Economía de 2008, ha publicado recientemente un artículo cuya traducción ha salido en El País y que aborda la crisis europea, sus problemas estructurales y sus posibles soluciones. Europa es un modelo, o al menos lo ha sido según Krugman, para el mundo. Pero su proceso de integración ha tenido fallos que se están dejando notar ahora sensiblemente: la ausencia de una fiscalidad común, la ausencia de una estructura federal fuerte que articule esa "solidaridad fiscal", la ausencia, como no, de un auténtico mercado común en términos laborales hacen que Irlanda, es el ejemplo que él coge, no haya podido hacer frente a la crisis igual que Nevada. Esta crisis le recuerda, por desgracia, a la vivida por Argentina al principio de la década pasada y le plantea varios posibles escenarios, ninguno de ellos exento de duros ajustes. Pero lo que no parece tan definitivo, según entiende él, es el euro que, según otros economistas era irreversible por las consecuencias desastrosas que traería la "baja" de algún país miembro.
Del artículo se infiere que el camino más natural a seguir puede ser, al fin y al cabo, el de una mayor unidad, como la de Estados Unidos. La pregunta es: ¿está preparada Europa para una integración fiscal? y ¿qué consecuencias políticas puede tener esto? Los europeos no podemos permitir que la Unión adopte más competencias y merme la soberanía nacional sin tener la seguridad de que las instituciones comunitarias y su funcionamiento se democratizan y se asemejan más a las tradicionales democracias occidentales con los controles y la división de poderes de éstas. No obstante, dudo que este sea aún el momento de abordar una reforma de ese calado y, lo que es peor, que la opinión pública europea, si es que existe, esté preparada para una democracia comunitaria.
Paul Krugman.
El País. 16 de enero 2011.
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