viernes, 30 de enero de 2009

Rosa Díez en Libertad Digital TV

Os recomiendo esta larga entrevista que le hizo Federico Jiménez Losantos en LD TV a Rosa Díez.

martes, 27 de enero de 2009

Rouco Varela y la libertad religiosa


Como era de esperar, la polémica en materia religiosa ha vuelto a surgir. Esta vez sobre la publicidad atea en los autobuses madrileños. Rouco Varela afirmaba este domingo que utilizar espacios públicos para, textualmente, hablar mal de los creyentes es un abuso que condiciona injustamente el ejercicio de la libertad religiosa. También añadió que la libertad de expresión ha de ser tutelada. Pero los medios públicos no deberían ser utilizados para socavar derechos fundamentales, tampoco el de los creyentes a no ser heridos y ofendidos en sus convicciones. Sobre estas declaraciones me gustaría puntualizar varias cosas.


Primero, el derecho a la libertad religiosa ampara por igual tanto la tenencia como la no tenencia de creencias religiosas, la agrupación con fines religiosos, la pertenencia a una comunidad religiosa o el abandono de la misma. Hay que decir, por increíble que parezca, que un ateo tiene tanto derecho como cualquier otro ciudadano a ejercer su derecho a la libertad religiosa y que dicho ejercicio incluye también el proselitismo, cosa que vienen haciendo las confesiones religiosas durante milenios y que parece que ahora los ateos no pueden hacer. Sin duda, alguno piensa que los creyentes son ciudadanos de primera clase a la hora de ejercer sus libertades (las primeras, la de pensamiento y opinión, después la libertad religiosa). Segundo, nadie ha hablado mal de los creyentes. La campaña de publicidad dice literalmente Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida. Ni siquiera afirman categóricamente la inexistencia de Dios, como hacen algunos. Sólo se limitan a decir algo que ya sabemos: puede que Dios no exista, es probable. Pues sí. También es probable que exista, por eso es cuestión de creencias y no de ciencia. Sentirse ofendido por una afirmación así dice mucho del nivel de intolerancia religiosa de una persona. Cuarto, la perla sobre la libertad de expresión. Quiere que sea tutelada. Me daría la risa si no hubieran tutelado ya demasiado tiempo nuestra libertad de expresión. Sus límites los determina el parlamento mediante leyes orgánicas y los jueces mediante su aplicación, y, en cualquier caso, nunca el fanatismo religioso de algunos es o debiera ser límite alguno a la libertad de expresión de nadie.


Es evidente que de esta respuesta de Rouco Varela sólo podemos extraer tristes conclusiones. La fundamental, que debates absurdos y anacrónicos como éste son los que demuestran el nivel de regresión moral de nuestra democracia. El día que todos puedan ejercer su libertad sin que nadie se sienta ofendido, nos habremos liberado de muchas ataduras.

sábado, 24 de enero de 2009

Sobre la conveniencia de una España federal


El debate sobre la conveniencia de que España se configure como un Estado federal no tiene ninguna presencia en la vida política española. Es un asunto casi desagradable del que nadie quiere hablar y sobre el que se ha hecho mucha demagogia (confundiendo federación con confederación, etc.). Sin embargo, la ausencia de ese debate es más un síntoma que un elemento de normalidad.


España se configura como un Estado Autonómico con semejanzas con el modelo italiano de Estado Regional. No obstante, en los últimos tiempos hemos asistido a un paulatino desbordamiento del sistema y a su mutación de facto. Actualmente, las Comunidades Autónomas gestionan la mayor parte del presupuesto y, lo más importante, la inmensa mayoría de las competencias, muchas de gran trascendencia tanto política como económica, y, por supuesto, todas ellas con una gran relevancia práctica para el ciudadano. El nuestro, es un país más descentralizado que otros que sí son federales de pleno derecho como Alemania. Esto genera ventajas para algunas comunidades bien gestionadas, puede provocar una competitividad sana para todos, pero, en cualquier caso, genera desigualdades entre españoles y, especialmente, dificulta la libre residencia por el territorio nacional en una Europa sin fronteras internas.


Este proceso ha ido acercando a España a un modelo federal por la vía de los hechos, pero el sistema surgido de esa mutación carece de elementos importantes de los que sí está dotado el Estado federal y que hacen que sea un modelo más estable e, incluso, eficiente. Las semejanzas que tiene el sistema actual con el modelo federal son varias. En primer lugar, el alto grado de descentralización. En segundo lugar, los estatutos de autonomía nuevos tienen la estructura de una constitución (parte dogmática y parte orgánica). Esto en la práctica se traduce en que las autonomías han querido ser como los estados federados pues éstos sí tienen una constitución como norma de mayor rango en su territorio, sólo subordinada a la constitución federal. En tercer lugar, la Constitución española tiene una tabla de competencias del Estado, al igual que las constituciones federales. Esta tabla se ve complementada con otra de las competencias de las autonomías, más cercano al modelo regional. No obstante, esto se ve descompensado hacia las autonomías ya que éstas pueden atribuirse aquellas competencias que no estén incluidas expresamente en la Constitución (disposición propia del Estado federal aunque la Constitución no la contempla de forma idéntica). Por último, el análogo del principio de lealtad en nuestro sistema sería el principio de solidaridad interterritorial, dicho mal y pronto.


El principal problema de nuestro sistema es que no está cerrado y que carecemos de un tribunal que ponga límites a dichos desbordamientos con nuestro equivalente a la commerce clause americana. No porque no exista el Tribunal o el principio sino porque, en la práctica, no se aplica. En Estados Unidos, todas las medidas o disposiciones de los Estados federados que los tribunales han considerado que obstaculizaban la libertad de comercio a nivel federal han sido erradicadas del ordenamiento. Sencillamente declaradas nulas por contravenir la commerce clause. Hay que decir que los jueces americanos han sido sumamente estrictos a la hora de aplicar esta cláusula, pero eso, sin embargo, ha ayudado a configurar un sistema más homogéneo.


Partiendo de estas premisas, esto es, el modelo territorial español se asemeja fuertemente a un modelo federal incompleto, una de las soluciones posibles sería hacer de España un Estado federal completo y bien estructurado. Puestos a imaginar, podríamos modificar la Constitución. España se constituiría en un Estado federal compuesto por los Estados federados de Andalucía, Cantabria, Cataluña… Dichos estados federados se regirían por una constitución, subordinada a la federal, y serían idénticos porque el federalismo es en sí un modelo simétrico y no al revés (eso excluye cualquier privilegio foral o tributario). La nueva Constitución federal tendría una única tabla de competencias del Estado federal y las demás competencias estarían atribuidas a los estados federados. Esta es la mejor parte porque, según se hiciera la reforma, nos permitiría configurar un Estado federal con más competencias que el Estado central actual. Esto se puede ver reforzado con una reforma importante del legislativo, que sería más cercano a un modelo alemán. El objetivo de esta reforma sería que en la Cámara Baja se debatieran asuntos de interés general del Estado federal y la Cámara Alta fuera una asamblea de los gobiernos federados que sólo pudiese decidir sobre las materias que afectasen a sus competencias. Así, llevaríamos el debate territorial sólo a una cámara y evitaríamos el efecto pernicioso que, sobre la vida pública, tiene la escasa, pero relevante representación nacionalista. Este objetivo se puede conseguir con diversas reformas de la ley electoral. El poder legislativo quedaría entonces mejor estructurado. Se aseguraría un debate nacional en los asuntos comunes y, por otro lado, una fuerte capacidad de decisión de los gobiernos federados sobre los asuntos de su competencia (gobiernos federados de un amplio espectro ideológico).


Soñar, sin embargo, es gratis. Todos podemos imaginarnos las dificultades que tendría esto con un nacionalismo periférico abiertamente secesionista. De modo, que es una reforma a pactar claramente entre las dos grandes fuerzas políticas que aún se dicen estatales (o qué sé yo). Otro gran obstáculo que tendría el nuevo Estado federal se da actualmente con nuestras autonomías. Resulta evidente que un alto nivel de descentralización es difícilmente compatible con un Estado Social como el nuestro ya que se generan grandes diferencias en las prestaciones sociales de un territorio a otro. De modo que habría que buscar fórmulas para garantizar un mínimo de asistencia homogénea para todos los ciudadanos. Es por eso que un Estado fuertemente descentralizado es más compatible con un Estado liberal donde esas diferencias en las prestaciones es más difícil que se dé. Aunque sin duda la mayor ventaja del cambio es que la gente, al ver, al oír: Estado de Madrid o Estado de Cataluña cobraría conciencia real del nivel de descentralización porque ahora el auténtico problema es que el pueblo llano sigue pensando, en el fondo, que eso de las autonomías es algo de juguete que montaron para que se entretuviera Pujol cuando, en realidad, hemos llegado a un punto en el que el único ministerio con competencias exclusivas es el de Defensa y eso hasta que se cree un ejército europeo.


La cuestión de fondo es precisamente nominal. En España tememos llamarnos Estado federal aunque beneficie al Estado central y dé estabilidad al sistema. Preferimos ser un Estado autonómico desbordado donde todo es posible, pero en el que Cataluña sea una Comunidad Autónoma y no un Estado federado. Aunque ya puestos a soñar, llegará el día en el que este debate se plantee con seriedad, con rigor y sin sentimentalismos… Será ese día en el que los grandes males de España se habrán curado para siempre… Ese día en el que no necesitaremos reformas.

lunes, 19 de enero de 2009

El debate de actualidad: GAZA

Amigos blogeros, hoy quiero iniciar una sección más participativa del blog. Recordaréis que uno de los proyectos es que éste fuera un lugar de debate. La idea es que cada cierto tiempo se proponga un tema para que tratéis en los comentarios. El tema de hoy es: GAZA.

Ahora que parece que ha vuelto la paz, conviene reflexionar sobre determinados aspectos:

- ¿Tiene Israel derecho a defenderse?
- ¿Ha sido la reacción proporcionada?
- ¿Qué posible solución tiene el conflicto? 
- ¿Qué hacer con una franja que está gobernada por terroristas?

Comentad con vuestras opiniones. No escatiméis en argumentos.

Saludos.

miércoles, 14 de enero de 2009

Una pequeña apología de los ilustrados

Retrato de Denis Diderot

La vida de la mayoría de los ilustrados no ha sido fácil. Casi siempre han tenido sus libros demasiado cerca del fuego, han sido vigilados por la censura o pasado algunas temporadas a la sombra, pero no una sombra como las de ahora, con derechos humanos, garantías y comodidades. No. Estoy hablando de una sombra del siglo XVIII, en el declive de un Antiguo Régimen aún muy represor, en el cual una carta sellada del rey podía mantener a un súbdito en prisión indefinidamente sin ningún tipo de control. Han sido (y siguen siendo) las bestias negras de las fuerzas reaccionarias de la sociedad. Ellos se expusieron a un poder ilimitado para criticarlo, tanto el político como el eclesiástico. Su labor de combate intelectual de la superstición y el fanatismo imperante en esa sociedad inculta a la que querían educar fue loable y sumamente arriesgada. Estoy hablando fundamentalmente de François Marie Arouet (Voltaire), de Jean-Jacques Rousseau y de Denis Diderot, que fueron quienes más padecieron las consecuencias de sus escritos. Aún así, no hemos sido muy agradecidos y, a pesar de todo, su lugar en la historia de la filosofía ha sido reducido por los académicos a una mera corriente menor. Por todo ello, me gustaría ir publicando pequeñas entradas relacionadas con estos autores. Sus obras no han quedado desfasadas, más al contrario, diría que sigue siendo necesario reivindicarlos.