jueves, 29 de abril de 2010

El riesgo de entrar en una profunda depresión económica


Los últimos acontecimientos en torno a la crisis griega son muy alarmantes. Ahora recordamos con horror el clima que se vivió antes de la quiebra de Lehman Brothers cuando rondaba por los mercados financieros un aire de autosuficiencia: se pensaba que toda la crisis subprime se había cerrado con algunas fusiones y adquisiciones en la banca norteamerciana. Nada más lejos de la realidad, la detonación de la burbuja acabó por producirse y se puso en evidencia con esa quiebra que el gran desajuste de las hipotecas basura aún no estaba saldado.

Ahora, volvemos a contemplar como una crisis, la griega, se ha cerrado en falso. Ya tenía mis dudas sobre ese supuesto cierre, pero ahora volvemos a percibirlo con más crudeza que nunca. Lejos de dar seguridad, el plan de rescate sólo ha aplazado la tempestad y, con ello, la ha agravado porque, hasta que no se materialice el plan, hasta que la UE no actúe, hasta que Grecia no pueda disponer de fondos al margen de los mercados financieros, éstos seguirán poniendo en evidencia que la deuda pública griega no es un activo seguro considerando su altísimo endeudamiento, su déficit y su situación económica. Y esta carísima financiación de los mercados la pondrá ante la situación límite de tener que suspender pagos.

El problema de fondo sigue siendo el de siempre. La Unión Europea, con sus instituciones, sigue siendo completamente inoperante cuando se trata de responder a situaciones de emergencia. El famoso plan de rescate pende del hilo de Alemania, en última instancia de Angela Merkel, que lo tiene difícil ante su opinión pública. Sin embargo, mucho nos equivocamos si pensamos que esto es sólo una cuestión griega. Ahora mismo, si Grecia suspende pagos, lo que está en juego es nuestro propio sistema monetario, los billetes y las monedas con las que pagamos el pan. Y es que buena parte de los compradores de los bonos griegos son europeos, principalmente, entidades financieras, fondos de inversión y fondos de pensiones. Se calcula que el país cuya banca está más expuesta en relación al PIB es Portugal, con hasta un 5 %, pero es Francia, seguida de Alemania, el país europeo cuyos bancos tienen más euros en términos absolutos invertidos en bonos griegos. Los bancos españoles, por su parte, tienen alrededor de 1.820 millones de euros en bonos griegos. Y, no nos engañemos, una parte de esos activos corresponderán a fondos de inversión o de pensiones gestionados por los bancos y cuyas pérdidas son asumidas, en última instancia, por los inversores. El banco ahí no es más que un gestor que presta un servicio de inversión y que cobra una serie de comisiones, pero ¿qué sucede con las inversiones de los propios bancos? En el mejor de los casos, están en juego los fondos propios de esas entidades, en el peor, los depósitos y, en cualquier caso, está en peligro su solvencia. De modo que se ha acabado la hora de los compromisos y ha llegado la hora de la acción o ¿a qué van a esperar, si no, estos ineficaces y descordinados gobiernos europeos?, ¿van a esperar a que sea demasiado tarde, a que Grecia tenga que suspender pagos, a que llegue nuevamente el pánico financiero, a que venga el "corralito"?

La cuestión es muy seria. Ha llegado el momento del rescate y de los ajustes. Esto debe suponer un claro recorte en el gasto público, no sólo de Grecia, sino de todos los gobiernos europeos porque el fondo de esta crisis no es que los griegos puedan llegar a ser incapaces de pagar sus deudas, eso es el síntoma, el problema es que han vivido mucho tiempo gastando más de lo que tenían, viviendo como falsos ricos, como los protagonistas de "Los intereses creados", la magistral obra de Jacinto Benavente, y da la impresión de que, al igual que sus protagonistas, Grecia está siendo encubierta por el interés que tienen todos en la formidable expansión, en este caso, del gasto público [1]. Grecia debe ser rescatada por pura razón práctica, pero los Estados europeos, todos, sin excepción, deben poner freno a este European lifestyle porque, de no ser así, Grecia sólo será la vanguardia de la peor recesión que haya vivido la humanidad.

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[1] La comparativa resulta irritante porque, en el caso de la obra, todo el pueblo quiere que la farsa continúe con el fin de cobrar sus deudas. En el caso europeo, los Estados lo que quieren no es ya que los acreedores cobren, que también, sino hacer lo mismo que los protagonistas de la obra, es decir, gastar el dinero que no tienen y del que difícilmente podrán acabar haciéndose cargo si el chiringuito se viene abajo. Es por ello que echo en falta más contundencia contra Grecia y un plan de ajuste verosímil.

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Información:
Cotizalia. 28 de abril de 2010.

El Economista. 28 de abril de 2010.

Expansión. 29 de abril de 2010.

Expansión. 29 de abril de 2010.


martes, 27 de abril de 2010

La hora de José Mota: la receta de la Blasa.

La definitiva liberación de la mujer sólo vendrá de la equiparación de roles en el hogar. Este es un problema sobre el que seguramente han corrido ríos de tinta y, desde mi punto de vista, es evidente que la solución pasa por que las mujeres se rebelen ellas mismas contra el impulso que tienen en algunas ocasiones de ocupar esos roles sin cuestionarlos y, especialmente, sin destruirlos. Acabar con ese ídolo: la mujer que es esposa y madre, ama, señora y sirvienta de su hogar es imprescindible. Sería precioso que la mayoría de los hombres contribuyeran a eso aunque me temo que eso no va a suceder: la inercia y la comodidad juegan en esto en contra del cambio y, por consiguiente, en contra de la mujer. De modo que, mujeres, ¡uníos y aplicad la receta de la Blasa!

sábado, 24 de abril de 2010

Las atrocidades del franquismo

Los campos de concentración no sólo son un mal recuerdo del nazismo. También en España hubo campos de concentración bajo el abrigo del dictador Franco. Como nunca está demás recordar, especialmente en este mes de abril, recomiendo la lectura de un reportaje publicado por el País el pasado 14 de marzo, "Barracones para nazis y judíos". Y, como una noticia siempre lleva a otra, este reportaje me llevó a leer otro publicado por El País en noviembre sobre los niños robados del franquismo. Sí, eso que luego hicieron en Argentina ya se había practicado aquí antes, muchas veces somos pioneros para lo que menos querríamos ser. Lo cierto es que muchos de los niños de los presos políticos y represaliados del franquismo fueron secuestrados, retirados de manos de sus padres y puestos en manos de "familias bien" que les aseguraran un buen lavado cerebral que extirpara la "impiedad" sembrada por sus verdaderos padres. Estas historias tienen nombres y apellidos, El País recoje algunas de ellas y les pone cara: es escalofriante.

El País. 14 de marzo 2010.

El País. 23 de noviembre 2009.

jueves, 22 de abril de 2010

REDES: "Qué es el tiempo"


Nuestra vida es como un show televisivo en directo con un ligero retraso.
David Eagleman

Hace poco descubrí buceando por la blogosfera un progama de Redes emitido hace bastante tiempo (noviembre de 2008) en el que se aborda la cuestión de nuestra percepción del tiempo. La filosofía occidental se ha cimentado sobre la base de la "falsedad" del mundo "aparente" frente a un "verdadero" mundo trascendente de cuyo conocimiento partía el verdadero saber. Si hubieran visto este programa de Redes, habrían sido conscientes de que toda esa aparente percepción errónea que a veces podemos percibir de la realidad tiene una explicación científica neuronal muy sensata. En definitiva, nuestro cerebro no busca más que presentarnos la "película" de la realidad en el menor tiempo posible, de la forma más útil, más eficiente y ajustando las distintas velocidades de percepción de nuestros distintos sentidos. Nada más lejos de la realidad, ese mundo "aparente" es lo que es, es el ser y nuestra forma de verlo no es más que pura fisiología: algunos lo han confundido y lo confundirán con explicaciones paranormales y esotéricas. No obstante esta libre interpretación que me he tomado, el programa aborda otras cuestiones importantes para nosotros como, por ejemplo, por qué varía nuestra percepción de la velocidad del tiempo, qué podemos hacer para percibir el transcurso del tiempo más lentamente o por qué creemos ver a "cámara lenta" en situaciones extremas. Es un programa fundamental para conocer un poco mejor cómo funciona nuestra percepción de la realidad y, en definitiva, para conocernos mejor a nosotros mismos.

martes, 20 de abril de 2010

Desmitificando el liberalismo (iii): los derechos humanos.


Por alguna razón, la lucha por los derechos humanos aparece ante el común de la gente como una lucha histórica de la izquierda y, por ende, de la socialdemocracia, ya que parece que toda izquierda hunde sus raíces en el socialismo. Sin embargo, esto no es más que otra confusión seguramente propiciada por varios factores.

El primero, antes de la irrupción del socialismo, la izquierda era el liberalismo y eran éstos, efectivamente, los que abanderaban la lucha por los derechos humanos, aquellos que hoy se conocen como de primera generación y que son, a la postre, los más importantes: los derechos civiles y políticos. El segundo, el socialismo pensó hallar la panacea con los derechos humanos de segunda generación (los económicos y sociales), aunque aún no se llamaban así, el socialismo científico llegó a propugnar un cambio violento del sistema político y la dictadura para garantizar la igualdad material plena en una futura sociedad comunista sin Estado. Esta postura fue suavizada por la socialdemocracia, aquéllos que Lenin consideraba traidores. Los Kerenski de turno defendían la instrumentalización del Estado burgués para lograr los objetivos de mayor igualdad de la clase obrera. Ahora los derechos civiles y políticos sí estaban mejor vistos entre los socialistas, éstos de nuevo cuño, los socialdemócratas, que se conformaban con sacrificar la libertad económica para saciar su justicia social (F. A. Hayek demostraría en Camino de Servidumbre, 1944, la falacia de que pueda haber libertad sin libertad económica). Estos socialdemócratas se convirtieron a la larga en la cabeza visible de la lucha por los derechos civiles y políticos, ésos paridos por el liberalismo, en países con dictaduras como España. Por último, la actitud de muchos “liberales” actuales que parecen prescindir de los derechos humanos siempre que la jugada lo aconseje, por ejemplo, en el contexto internacional, ha jugado a favor del desprestigio del liberalismo. El resultado es que en el imaginario colectivo el liberal es ahora un ser deshumanizado que antepone sus intereses económicos a la defensa de los subyugados derechos humanos en países distantes o que, por contra, sólo defiende esos derechos humanos si se trata de atacar a una dictadura de corte socialista (¿qué dictadura no es, en su raíz, socialista?).

Sin embargo, recapitulemos. Algunos dirían que la lucha por los derechos humanos comienza con la “Bill of Rights” de Inglaterra de 1689 que no es más que una reafirmación de la soberanía del Parlamento sobre la monarquía. Es un buen comienzo, pero el nacimiento como tal de esa lucha deberíamos ubicarlo con mayor precisión en Estados Unidos de América porque fue allí donde las leyes de derechos con rango constitucional se fueron aprobando desde el inicio de la Guerra Revolucionaria en 1775. Estas constituciones fueron muy avanzadas y, después de ellas, vinieron las diez primeras enmiendas a la Constitución federal en 1791. El primer gran hito europeo vendría con la Revolución francesa en 1789. A partir de ahí se sientan las bases para reivindicar la garantía de las libertades fundamentales en otros países más atrasados como el nuestro: libertad religiosa; derecho de reunión y asociación; libertad de expresión; propiedad privada (que ahora no es un derecho fundamental). Con ellas, también se debían establecer cambios políticos y mecanismos de control apropiados: soberanía nacional, división de poderes, imperio de la ley (Estado de derecho), garantías procesales...

La gran aportación del liberalismo ha consistido, por tanto, no sólo en el alumbramiento de los derechos humanos sino en su irrenunciable acompañamiento por un sistema de gobierno representativo, con un Estado de derecho que proteja al ciudadano no sólo de las injerencias ilegítimas de sus vecinos sino de los abusos del poder establecido. El actual Estado democrático de derecho es, por tanto, puro producto del liberalismo. Y es que de nada sirve que se garanticen sobre el papel los derechos y las libertades fundamentales si el poder es lo suficientemente fuerte para vulnerarlos y salir airoso. Por ello, siempre se ha planteado y discutido la eterna cuestión de la concentración de poder: ¿cómo dividir el poder sin hacerlo ineficaz por un lado ni permitir su abuso impune por otro? Los sistemas propuestos han experimentado diversas variaciones con el tiempo y, como todo sistema humano, ninguno ha sido perfecto, pero para el liberalismo hay una evidencia, la máxima de la Declaración de 1789: “toda sociedad en la cual no esté establecida la garantía de los derechos ni determinada la separación de los poderes, carece de Constitución”. Y así es. ¿Cuántos países que vulneran sistemáticamente los derechos humanos tienen firmados varios tratados en materia de derechos humanos? Demasiados. La garantía de los derechos humanos exige mucho más que una mera declaración o un tratado internacional, exige todo un sistema político, la democracia, que es bastante más que el simple poder de la mayoría. Sólo el poder limitado de la mayoría para la preservación de los derechos de la minoría en una sociedad plural y respetuosa puede ser garantía suficiente de la libertad. Esta es la gran lección de “Sobre la Libertad”, de John Stuart Mill.

sábado, 17 de abril de 2010

Javier Marías habla del "prohibicionismo"

Quería llamar la atención sobre una noticia publicada el 2 de marzo en la que Javier Marías alerta sobre el afán prohibicionista cada vez más imperante. Es un consuelo escuchar voces autorizadas críticas con la dinámica colectiva de esta España, la de la derecha y la izquierda, que se confabulan contra la libertad desde sus ideales particulares.

Javier Marías.

miércoles, 14 de abril de 2010

Feliz Día de la República


Aprovecho la ocasión que me otorga el calendario para brindar por el republicanismo y confiar en el futuro advenimiento de una Tercera República española y una Primera europea que habrá de ser, en mis sueños, un sistema mucho más democrático y menos estatista. Algún día, cuando el pueblo europeo deje la decadencia en que está sumido, cuando deje de preocuparse por su dependencia y se ocupe de su libertad.

Termino con una cita del célebre republicano y ciudadano del mundo, Thomas Paine:

Cuando examinamos las terribles circunstancias del hombre, bajo los sistemas monárquico y hereditario del gobierno, arrancado de su casa por una fuerza, o expulsado por otra, y más empobrecido por los impuestos que por sus enemigos, resulta evidente que esos sistemas son malos, y que hace falta una revolución general en el principio y la formación de los gobiernos.

¡Salud y República!

martes, 13 de abril de 2010

¡Al fin!

El País. 12 de abril de 2010

Después de todos los escándalos que han ido saliendo a la luz, parece que en el Vaticano han entrado en razón y dan instrucciones, al fin, para que los casos de abusos sexuales sean denunciados (lo contrario, esto es, no decir nada, perdonar y lavar "los trapos en casa", por más que lo hicieran antes, no dejaba de ser completamente ilegal e inadmisible). Que sigan practicando el perdón si quieren, pero mientras los pederastas cumplen sus años correspondientes en la cárcel. A ver si se terminan ya, de una vez, los años de doble moral y de excesiva "santa" indulgencia.

sábado, 10 de abril de 2010

Ya iba siendo hora


Defensa retira la estatua ecuestre de Franco de Capitanía
El País. 6 de abril de 2010.

Es típicamente español lo de llegar tarde a los sitios y, como no, también llegamos tarde a la democracia, a esta democracia tan imperfecta que tenemos, lo más perfecta que nuestro carácter nos permite tener. La retirada de las estatuas y demás símbolos de homenaje urbano al dictador Franco son otro ejemplo de lo que es llegar tarde. Y, con eso y con todo, todavía habrá alguno que dirá que es "la historia", y que esa razón se basta y se sobra para que las "artísticas" odas al dictador permanezcan presentes en las calles sine die.

Soplan vientos de cambio de época... y, en medio de este vendaval, parece que, por fin, estamos cerrando la transición a la democracia. Aunque en esto soy muy escéptico. Si bien es verdad que toda caída de régimen se ve acompañada por la caída de sus símbolos: sus estatuas, sus placas, sus monumentos, sus callejeros, aún hay muchos en España para quienes el franquismo representa una especie de era dorada. Juventud, divino tesoro. Aquellos tiempos de ominosa opresión ya han quedado atrás, pero ¿le hemos ajustado verdaderamente las cuentas al franquismo? No nos engañemos. Esta sociedad encubridora es, más bien, autoencubridora. Sabedora, como es, de su papel en el pasado ha optado por el quijotesco "mejor no meneallo". No vaya a ser que huela.

jueves, 8 de abril de 2010

El paternalismo del Estado contemporáneo (IV)


IV. Conclusión.

Considero que la libertad es el valor supremo del ser humano y que sólo una sociedad organizada para su defensa y su promoción hace verdaderamente compatibles nuestro casi irreconciliable individualismo con la necesaria convivencia en sociedad. Eso es sólo posible desde una legislación de mínimos que restrinja lo menos posible nuestra libertad al tiempo que nos exija respetar la de los demás. Desde esta perspectiva, a lo largo de la historia han existido múltiples restricciones que han respondido a concepciones morales que ponían por encima de la libertad otros valores y que no han hecho sino incompatible la convivencia pacífica. Analizando el momento presente, resulta imposible no advertir el creciente fenómeno de prohibiciones menores que se están aprobando y que contravienen claramente ese principio. Es posible que pensemos que mientras podamos elegir a nuestros representantes y tengamos garantizadas nuestras libertades políticas todo está a salvo. Por eso, creo conveniente poner de manifiesto que toda restricción de la libertad, por pequeña que sea, conlleva un coste. Al final se trata de una disposición por la cual una mayoría le impone a una minoría un determinado criterio moral. Y, contra lo que pueda parecer, esto no va en detrimento sólo de la minoría sino de toda la sociedad que se encamina finalmente hacia la uniformidad y, en este caso, hacia la generalizada disculpa de la responsabilidad personal. Después de todo, la flor queda marchita sin haber dado fruto porque la abeja, una sola abeja, no estaba allí para polinizarla.


V. Bibliografía.

- Orwell, George: 1984 (Nineteen Eighty Four, 1949), Editorial Destino, España, 2008.
- Ortega y Gasset, José: La Rebelión de las Masas (1929), Espasa Calpe, España, 2007.
- Bois, Jean Pierre: La Revolución Francesa, Historia16, Madrid, 1997.
- Wolf, Virginia: Una Habitación propia (A Room of One's Own, 1929), Seix Barral, Barcelona, 2005.
- Mill, John Stuart: El Sometimiento de las Mujeres (The Subjection of Women, 1869), Edaf, España, 2005.
- Asimov, Isaac: El nacimiento de los Estados Unidos (1763-1816) [The Birth of the United States 1763-1816, 1974], Alianza Editorial, España, 2008.
- Mill, John Stuart: Sobre la Libertad (On Liberty, 1859), Alianza Editorial, España, 2007.

martes, 6 de abril de 2010

La construcción de una dictadura: Venezuela (VI)

Edmundo García, un jubilado del barrio el Viñedo de Barcelona (noreste de Venezuela), dijo a ABC que cuando va al ambulatorio, el médico cubano le pregunta primero dónde compra los alimentos y por quién vota, antes de preguntarle por su salud; lo que confirma que también hacen labores de Inteligencia en los sectores populares.
Ludmila Vinogradoff: Los cubanos tratan de apuntalar a Chávez en el poder en Venezuela, ABC, 7 de febrero de 2010

La cubanización de Venezuela es una realidad. El pasado 7 de febrero, el diario español La Vanguardia publicaba una noticia de su corresponsal en México, Joaquim Ibarz, a cuenta de la crisis energética desatada en el país y, para lo cual, Hugo Chávez ha incorporado al comandante castrista Ramiro Valdés, cuyo principal mérito es haber creado los servicios secretos cubanos (G2) y haber sido Ministro del Interior en Cuba. La oposición teme, con razón, que esta incorporación se deba a otros fines distintos de la solución de la crisis energénica habida cuenta de que Cuba se encuentra mucho peor en lo que a suministro energénico se refiere y considerando la reciente incorporación de cubanos en altos puestos de la administración en diversas ramas. La integración entre las dos repúblicas, la cubana y la venezolana, ha ido más lejos en materia de seguridad e interior con el permiso para realizar tareas de inteligencia y policiales que tienen los agentes cubanos en Venezuela (tareas que ya parece realizar el personal sanitario, entre otros, que desde hace años está en el país). Aunque, sin duda, lo más preocupante de esta reciente cubanización es el control que tiene el Departamento de Seguridad de Cuba (sus servicios de inteligencia) de los servicios de identificación e inmigración así como del registro civil. No obstante, todo puede ir más lejos y el periódico apunta que Hugo Chávez pretende incorporar militares cubanos en el ejército de Venezuela para radicalizar la revolución.

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Noticias relacionadas:

La Vanguardia. 7 de febrero 2010.

Europapress. 4 de febrero 2010.

ABC. 7 de febrero 2010.

domingo, 4 de abril de 2010

La hora de José Mota: ¿esto es lo que quieres para ti?

¿Qué mensaje lanza la sociedad a sus hijos acerca del éxito? Es sencillo pensar que la situación de decadencia que vivimos es responsabilidad del gobierno, de cuatro especuladores malvados, del sistema económico capitalista, pero en muchas ocasiones olvidamos que detrás de todo eso hay personas que han recibido una formación y que tienen unas inquietudes, que rigen sus vidas según unos principios. Pero ¿cuáles son éstos? José Mota nos pone ante nuestra propia contradicción. Al mensaje oficial y políticamente correcto de la "importancia de la educación" se superpone el verdadero mensaje: el éxito social, al menos aquél más visible en la televisión, viene de una vida ociosa y decadente basada en una fama vacía que rentabiliza la sed de un público ávido de morbosa carnaza íntima convenientemente aireada. Por suerte, aún es posible sustraerse de esa realidad corrupta y corruptora. Gracias a ese gran cómico de nuestro tiempo que es José Mota, esta hipocresía ha quedado en evidencia nuevamente. La sátira suele ser mucho más eficaz que cien tratados.


jueves, 1 de abril de 2010

El cristianismo al descubierto

Paul Henry Thiry, Barón D'Holbach
Editorial Laetoli. Los ilustrados.
162 páginas.

Paul Henry Thiry hizo una contribución inestimable a la difusión de las ideas ilustradas con la edición, publicación y difusión de obras de diversos autores. Esto sin olvidar que su casa era punto de encuentro para muchos de los pensadores coetáneos no sólo franceses sino también visitantes extranjeros. Toda esta labor aparentemente taimada fue, sin duda, importantísima para la popularización de las ideas de la ilustración, para que acabara produciéndose el cambio radical de occidente.

“El cristianismo al descubierto” fue publicada con el nombre de un difunto escritor, Nicolas Antoine Boulanger, en 1761, esta obra breve y muy polémica refleja probablemente la postura más radical de un filósofo ilustrado en materia de religión. Tras su segunda edición (1767, Amsterdam), la obra alcanzó una gran repercusión. Sus ejemplares se pagaban a 10 escudos y eran introducidos ilegalmente en Francia. Por supuesto, también fue objeto de condena y quema por el Parlamento de París. Las controversias sobre la calidad de su estilo y sobre la autoría de la obra también fueron frecuentes.

Lo cierto es que el estilo es incisivo, duro y, lo mejor de todo, de una claridad alarmante para muchos. Posee la estética de la vehemencia y la fuerza de quien descubre algo antes oculto. La información que aporta el autor en las notas a pie de página es prolija, demuestra la gran formación del autor en la materia que trata y sirve de un apoyo útil a sus argumentaciones. Pero a estas alturas el lector se estará preguntando qué aporta de nuevo este autor que no hayan dicho Voltaire, Diderot, Rousseau... La verdad es que revela un punto de vista completamente nuevo para sus coetáneos, a saber, que la religión, especialmente la cristiana, es inmoral y que, como tal es nociva para la sociedad; que se trata de un instrumento de control del poder que promueve e instiga la rebelión contra los monarcas que no obedecen a las autoridades eclesiásticas, y, finalmente, que sirve de apoyo para otros monarcas que prefieren sostener su gobierno sobre la superstición de sus súbditos a buscar su progreso y su bienestar.

Con esto no sólo rompe con la idea de que no hay moralidad sin religión sino que afirma la inmoralidad de la religión misma, y sostiene la necesidad de combatir el fanatismo religioso desde la educación y la libertad de pensamiento.
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Enlaces relacionados: