El documental Roig i Negre (Rojo y Negro), de Dolors Genovès, 2006, fue emitido por la televisión catalana TV3 y narra el transcurso de un episodio muy particular y a menudo muy ignorado de la Guerra Civil española: la revolución anarquista de Cataluña.
En 1936, después de que se produjera el golpe de Estado de los militares reaccionarios, los anarquistas de la CNT y la FAI, que ya estaban preparados, abortaron el golpe en Cataluña, especialmente en Barcelona. Después de unos momentos iniciales de lucha y caos, una vez tenían controlada la situación, los anarquistas eran, paradójicamente, los amos de la situación. Fue así como se inició un experimento social sin precedentes: una revolución anarquista, la única que ha habido jamás. La experiencia estuvo, no obstante, muy condicionada por los acontecimientos. Sin dejar de lado la revolución, los anarquistas tuvieron que centrarse en la guerra. Cataluña salió al rescate de Aragón. La columna Durruti y otras columnas de milicianos anarquistas y poumistas se dirigieron al frente. Zaragoza, por desgracia, no pudo ser rescatada: las noticias que llegaban de la represalia franquista eran desoladoras. En la retaguardia anarquista, tampoco era oro todo lo que relucía. Tras un mes de represión, el clima se calmó. Los líderes llamaron al cese de los asesinatos políticos. Toda la organización social y económica, sin embargo, se vió absolutamente cambiada. Las fábricas eran autogestionadas por los empleados, el campo fue dividido y asignado bien a campesinos individualmente o bien a campesinos agrupados colectivamente... Sin embargo, las tornas se cambiaron cuando la URSS fue el único apoyo serio a la República. Stalin no estaba dispuesto a ver el triunfo de una revolución socialista antiautoritaria que cuestionara el modelo marxista de Estado socialista con partido único. Así las cosas, en julio de 1937, los comunistas ya eran lo suficientemente fuertes en Cataluña como para imprimir una huella autoritaria a la revolución y a la dirección de la guerra. El PSUC se había impuesto. El nuevo gobierno de la Generalitat estaba constituido y era operativo. La represión no tardó en llegar. Antes de ocuparse de la propia guerra, los comunistas del PSUC impusieron el orden totalitario tan del gusto del marxismo. Los anarquistas que quedaban se defendieron. Acabaron a tiros. De un lado, el último reducto de la CNT, la FAI y el POUM. Del otro, el gobierno, la Generalitat y los comunistas (básicamente la guardia de asalto). La revolución anarquista se había terminado, los que quedaron fueron a parar a cárceles y campos de concentración. La primera gran represión bien organizada no la conocerían del franquismo sino de los socialistas (PSOE) y los comunistas del gobierno (PCE y PSUC).
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