Uno de los rasgos principales que se espera de un buen comunicador, además de que manje apropiadamente su lenguaje no verbal (en lo que no voy a entrar), es que conozca a su auditorio para poder establecer una comunicación más eficaz. Así, el proceso de comunicación se basa en las expectativas, las inquietudes y los intereses del auditorio, que estará más interesado por lo que tenga que decir. Sobra la apreciación de que uno de los elementos esenciales de la comunicación verbal es el lenguaje y que el auditorio del Senado es principalmente castellanohablante. Podemos inferir, por tanto, que la estrategia de comunicación del Señor Montilla en el Senado no se ha basado en la consideración del Senado como su auditorio. Más al contrario, la elección de la lengua catalana para su comunicación demuestra que el público al que Motilla se dirije es al catalán y no los senadores de la Cámara que realmente están viendo su discurso en directo. En política, estos gestos son de vital importancia. Si algún senador pensaba ingenuamente que el President de la Generalitat venía a Madrid a darles un discurso a ellos, se equivocaba. Más bien, venía a Madrid a darle un discurso a los suyos, desde Madrid, para reforzar su mensaje, que aquí tiene mucha más fuerza y credibilidad que en Cataluña. De todas formas, tampoco se extrañarían de nada sus señorías que, aunque menos acostumbrados a ser un escaparate mediático, desde que gobierna Zapatero sí han estado más expuestos a ser un escenario más del teatro político de este país. Señor Montilla, bien hecho: nada mejor que dejarle claro al público apararente lo que es: parte de la escenografía de su discurso nacionalista identitario. Esa sinceridad sí es de agradecer aunque bien nos haya costado un dinero en intérpretes.
Es 6 de enero, es el día de los Reyes Magos
Hace 1 año
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