sábado, 7 de mayo de 2011

Juguemos a que nos gusta el Tribunal Constitucional un día sí y otro no


El concepto que los españoles tienen del Tribunal Constitucional está bastante claro hace desgraciadamente algunos años y ayer estuvieron a su propia altura.
Federico Trillo, ocasional pagador de limosnas a periodistas

A lo largo de mis estudios he tenido la ocasión de analizar a fondo varias sentencias del Tribunal Constitucional y, desde entonces, he tenido en gran estima su labor y la importancia que tiene su presencia para la salud del sistema democrático español. Sin escapar del todo a alguno de los males que atacan al sistema judicial español, especialmente el de la saturación, el hecho de ser el único tribunal que admite a magistrados que no sean jueces de carrera aporta un elemento interesantísimo que enriquece sus sentencias y aporta rigor e independencia.

La ley de partidos políticos es un instrumento peligroso si no existen los controles oportunos. Da el poder de ilegalizar partidos y de prohibirles presentarse a unas elecciones y, dada la situación de ETA-Batasuna, ese paso era necesario. La democracia debe defenderse del terrorismo incluso impidiendo que el apoyo a éste se le preste desde las mismas instituciones y, si eso supone ilegalizar un partido, entra dentro de la lógica de respeto que se espera de los partidos políticos en una democracia (no que tomen apuntes de las rutinas de los compañeros de bancada para que luego otro les espere fuera con una pistola). Eso lo hemos entendido muchos españoles, incluso entendemos que es una exigencia democrática. Pero con esto hay que tener precauciones. Los demás partidos no pueden jugar a que aceptan las sentencias cuando éstas ilegalizan partidos y que no las aceptan cuando rechazan la ilegalización (o la concurrencia a unas elecciones como es este caso). Y éste empieza a ser ya un juego recurrente.

Ignoro los motivos de fondo para evitar que Bildu se presente o no a estos comicios, pero sé que el Tribunal Constitucional ha demostrado en su historia el rigor y la profesionalidad suficiente como para hacer respetar escrupulosamente los derechos humanos en nuestro país. Y ha funcionado. El prestigio de España como país democrático se debe en buena medida a que tenemos un gran sistema legal de garantías de los derechos y libertades fundamentales, además de tener ratificados con contadas matizaciones todos los Tratados y Convenios Internacionales en materia de derechos humanos que tienen a bien informar la doctrina del Constitucional. Así que más allá de que Bildu deba o no concurrir a las elecciones, tema que no conozco en absoluto con el suficiente detalle, debemos alegrarnos de que el sistema haya funcionado y de que el Tribunal Constitucional haya emitido sentencia le pese a quien le pese, como ha hecho siempre, al menos en materia de derechos humanos. Así que cuando a algún etarra se le ocurra venir con la milonga de la opresión franco-española y demás miserias intelectuales para justificar la violencia, el horror y la muerte, los españoles, también ellos, podremos decir que no tenemos ninguna duda de que desde 1978 España tiene uno de los sistemas legales más garantistas del mundo. Para botón de muestra: esta sentencia. Si incluso en casos dudosos como éste, el Constitucional votara siempre sin escisión por el sí a la prohibición de concurrir a las elecciones, sospecharía. Como no siempre es así, parece que se están haciendo bien las cosas. ETA o no, la historia lo dirá. Mientras tanto, tendremos la conciencia tranquila sabiendo que al menos, por ahora, aunque algunos políticos no quieran, la democracia está a salvo.



El Constitucional da vía libre a Bildu para acudir a las elecciones
El País. 5 de mayo 2011.

5 comentarios:

Israelem dijo...

Espero que esta entrada elogiando al TC haya sido irónica y sarcástica.

Un saludo.

Pepe Soldado dijo...

En absoluto. Lo que debería ser sarcástico son las declaraciones de Trillo o las de los catalanistas que se agarraron una pataleta con la sentencia del Estatut. El Tribunal Constitucional es ahora mismo el único tribunal español que mantiene un prestigio y unos estándares de rigor e independencia pese a lo que digan algunos políticos y periodistas que lo querrían ver destruido o en sus manos y pese a las batallas políticas que se fragüen en torno a los temas que se sustancian en él.

Un saludo.

Israelem dijo...

Pepe ¿cómo va a mantener la independencia si está puesto a dedo por parte de políticos?

Si es que la votación se sabía de antemano, 6-5. ¿Para qué queremos el constitucional si está el TS? ¿Tenemos un supremo por encima del supremo?

El día que el TC no sea puesto por políticos o como en EEUU sean vitalicios me lo empezaré a creer, hasta entonces sabemos que el TC es un puñetero mamoneo.

Un saludo.

Pepe Soldado dijo...

Tenemos un TC porque seguimos el modelo diseñado por Kelsen: el control de constitucionalidad concentrado como cuarto poder que es elegido por los otros tres y que, a su vez, los controla. Hay otros sistemas como el del TS de EEUU. Para serte sincero, yo preferiría que los magistrados fueran vitalicios, pero entonces los habría puesto todos ¡Felipe González! La virtud de nuestro sistema es que se exige un amplio consenso político en su designación e, insisto, son independientes. Además, nunca ha sido raro que el "signo político" del tribunal no coincidiera con el del gobierno. Que algunos lleven la etiqueta de "conservador" o "progresista", como muchos medios reflejan, no significa "PP" o "PSOE" y, de hecho, no es raro ver casos de magistrados que se apartan de "su línea" (en este caso también). Lo que pasa es que la media de la población no distingue matices ni va a las sentencias, sólo ve marcas políticas.
Por último, el TS y el TC tienen una clara separación según sus funciones. El TC no es un SúperSupremo, sólo se encarga del amparo de los derechos y las libertades fundamentales; de los conflictos competenciales, y del control de constitucionalidad de las normas con rango de ley (Leyes Orgánicas, Leyes, Reales Decretos Leyes, Reales Decretos Legislativos, Tratados internacionales, Leyes autonómicas, Decretos Leyes autonómicos y seguro que me dejo alguna).
¿Responde esto a tu pregunta?

Un saludo.

Pepe Soldado dijo...

Puf, pensaba que se había publicado la contestación, pero blogger me la ha jugado.
En fin, más vale tarde que nunca.
En España tenemos TC porque se aplica el modelo Kelseniano de control de constitucionalidad concentrado, como un cuarto poder elegido por los otros tres y que a su vez los controla. Es un modelo más. Es cierto que el norteamericano ha funcionado tradicionalmente muy bien y, ante todo, es muy estable, pero no debemos olvidar que el nombramiento del TC exige un amplio consenso político y que, más allá de lo que pueda parecer en los medios, que haya magistrados etiquetados como "progresistas" o "conservadores" no quiere decir que haya magistrados del PP o del PSOE sino que pueden tener ciertas tendencias doctrinales lo cual no implica que su voto en un fallo se vaya a ver en un sentido o en otro necesariamente, como está más que demostrado por casos concretos (de hecho ha pasado con esto).
Aunque dar la otra imagen simplista siempre es más fácil y les conviene a algunos (especialmente a los corporativistas jueces de carrera que quieren ganar cada vez más peso dentro del TC y promueven que los jueces sean "independientes de los políticos", es decir, que sólo se deban y se controlen a sí mismos).
Por último, si hubiéramos aplicado el sistema norteamericano aquí aún tendríamos todo el tribunal que hubiera elegido Felipe González. ¿Es eso lo que querrías?

Un saludo.