Ya han transcurrido 42 años desde que Francia vivera su peor crisis política de la historia reciente. Hace unos días, me he acercado a estos acontecimientos históricos a través de dos documentales, Mayo 1968: un mundo en revolución y El espíritu de mayo del 68. En el primero, se hace un recorrido a todos los acontecimientos que tuvieron lugar por todo el mundo y cuyo detonante principal fue la guerra de Vietnam. No cabe duda de que Mayo del 68 no fue sólo ni exclusivamente francés. Ese año y los años venideros serían fundamentales para el desarrollo de una revolución social silenciosa que cambiaría radicalmente la sociedad. Se aborda, por ejemplo, la lucha por los derechos de la mujer o por las minorías étnicas en EEUU. Sin embargo, volviendo al escenario francés y a la revuelta estudiantil, no he podido más que sorprenderme al ver el segundo documental. Son 97 minutos de vídeos de aquel mes sin ningún añadido. Es mayo del 68 francés puro y duro: sin introducción, sin explicaciones, sin conclusión. En él se ven reuniones de comités revolucionarios, mítines, debates multitudinarios en teatros, manifestaciones, cargas policiales, discusiones a pie de calle entre jóvenes estudiantes y obreros industriales. Es, sin duda, fascinante, pero también decepcionante. Es cierto que gran parte de los sucesos mundiales del 68 tienen un claro resumen en las palabras paz y amor. Se hace un claro discurso anti-belicista que apela a la fraternidad del género humano. Incluso, luchas como la de la emancipación de la mujer con la quema de los primeros sujetadores son hitos en la historia de la lucha por la libertad y la igualdad. Sin embargo, el mayo francés es algo muy distinto. Es todo eso, no cabe duda, pero es también una abortada revolución obrera de marcado carácter marxista. Lo que más me ha decepcionado de esa parte de mayo del 68 es, precisamente, la obsesión por el discurso de clases, por la negación de la democracia y de la república Gaullista. Bajo el marcado carácter anti-autoritario de la revuelta no se ven, sin embargo, anarquistas. La CGT es considerada poco menos que una traidora reaccionaria mientras la Sorbona se llena de imágenes de líderes tan autocráticos como Lenin, Mao o Fidel Castro. Los debates parecen moverse por el trotskismo más que por las corrientes leninistas, pero no debemos olvidar que no son más que dos caras del mismo fenómeno: el socialismo autoritario. Es por eso que el mayo del 68 francés fue una gran contradicción en sí mismo. Por suerte, y esto lo dice en el primer documental un europarlamentario que participó en las revueltas, el mayo del 68 francés fue una derrota política y una victoria moral. Sólo en los últimos años parece que estamos viviendo una reacción autoritaria a ese espíritu que clamó en el planeta. ¿Qué ha sido del prohibido prohibir?
Es 6 de enero, es el día de los Reyes Magos
Hace 1 año
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